En una botella metí un papel
con un mensaje escrito
La tiré al mar
y me senté a esperar.
Desde entonces miles de olas han roto
y he contado infinitas veces
los granos de arena de la playa.
El sol, el viento y el salitre
han vuelto mi piel oscura y áspera como pergamino.
La marea trae a veces botellas a la bahía.
Algunas rotas, otras vacías.
Unas pocas con mensajes en ellas
de otros que esperan en otra orilla.
Pero no la mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario