Escribo como un herrero.
Las frías palabras pongo al fuego
hasta volverlas maleables.
Sujetas por la tenaza las golpeo,
martillo contra yunque,
hasta darles forma.
Entonces las meto en agua y hielo.
El rojo que vi en ellas
es ahora negro.
Lo que parecía vida
ahora está muerto.
El alma que tenían
se apagó cuando las saque de la forja.
Quizás debería escribir como un carpintero.
Sin que se ningún fuego queme mi pensamiento.
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