tejida de jirones que
voy recogiendo.
A veces los veo en la calle
y me agacho a por ellos,
otras se me enganchaban sin yo quererlo.
Lo mismo que los cojo
los voy dejando,
a propósito o sin darme cuenta.
Quizás alguien los recoja,
o se queden ahí siempre,
o vuelvan con el tiempo a remendar
los rotos de mi chaqueta.
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