Eres como un imán
al que un relámpago cargó su fría alma de hierro.
Seducir polos opuestos y rechazar semejantes es tu juego,
mientras pasas indiferente entre los que para ti no se hicieron.
Aquellos a los que nada puede hacer
que los ames o desprecies.
Pero también he visto tus malos momentos
cuando tu cuerpo vacío ya no tiene fuerza
y eres sólo un trozo de metal inerme.
Entonces te acercas a mí
para cargar otra vez tu ánima
y volver a tu juego.
Mientras yo me quedo exhausto
esperando un rayo que me alcance
y me haga ser como tú.
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