4/25/2012

ESPEJOS Y VENTANAS

Cada vez que mi rostro
se refleja en el sucio espejo 
de baño de cualquier bar,
o en un día de invierno
en la fría ventana de un anónimo café,
no puedo resistir la tentación
de posar mi aliento en su superficie
y descubrir lo mensajes 
que alguien dejó
en ellos con sus dedos.
Antes de que se revelen, 
imagino  corazones,  
fechas y nombres de enamorados,
que quizás perviven más
que el amor en los mensajes jurado.
Unas veces es lo que encuentro
pero otras son tres en rayas,
o simples garabatos,
árboles, pájaros o monigotes.
Aunque los que más abundan
son lienzos vírgenes.
Entonces me asalta la duda
de si debo romper sus silencio 
y esperar que alguien reviva 
lo que escribo
con un soplo de su vida.