11/19/2013

VIAJAR

Cuando viajo,
aunque mi bolsillo esconda un billete de vuelta,
lo hago con la sensación de no volver.
Sé que en algunos casos es cierto,
y en otros 
que es un absurdo sentimiento.
No es miedo a morir en el trayecto,
sino a un imposible regreso.
Que mi vida continuará en otro sitio.
Vacía mi memoria como recién nacido.
Pero cuando regreso 
siento que nunca me hubiera ido
y mi miedo fuera sólo un mal sueño
que retorna cuando me acerco a un aeropuerto.