SONIDOS Y SILENCIOS

Cierro la puerta de casa
y surge el silencio.
El golpeo de mis pies en el suelo al andar.
Silencio.
El frufrú del roce de mis pantalones a cada paso.
Silencio.
El chirriar de las bisagras del armario al abrirlo.
Silencio
El quejido del sofá al dejar caer mi peso en él.
Silencio.
El crepitar del periódico al abrirlo.
Silencio.
Mis suspiros y bostezos.
Silencio.
Sonido. Silencio
Así transcurre mi tiempo.
Entre ellos y mis pensamientos.
Que en mi cabeza gritan
y enmudecen fuera.

TRAS LA NEVADA

Cada día después de una nevada
amanezco en una ciudad extraña.
Todo parece diferente a cuando me acosté.
Aunque hiele diría que es verano.
La nieve hace la luz hiriente
y el sonido apagado.
Las palabras de condensan en un hálito 
y vemos hasta donde alcanzan.
Las lágrimas son sinceras 
y el frío arde en nuestras manos.
Es otro lugar
que desaparece conforme el tiempo pasa.
Y la realidad oculta debajo 
regresa a su antigua forma
por otros tantos días
hasta la próxima nevada.

VUELVE A NEVAR

Vuelve a nevar
y la vida se para en la ciudad.
Todo sucede como caminamos sobre la nieve.
Despacio y a hurtadillas.
Esperando que pase la ventisca y aparezca el sol.
Lo ocurrido en estas horas se irá con la nieve al fundirse
por una alcantarilla.
Es como un cuento sin historia ni protagonistas
que contaremos o nos contarán varias veces este invierno.
Colorín colorado aunque sea blanco.