2/21/2013

LÁGRIMAS

Tengo mi pequeño mar privado
al pie de una cordillera.
Cercado al norte por densos bosques, 
abierto al sur a una vasta estepa.
Más que un mar
es un lago salado,
de largas sequías
y contadas galernas,
que cuando suceden 
lo desbordan desbocado  
hasta desaparecer por una ladera.
Su marea puede subir, 
con las nubes en un mal día,
la alegría de un sol brillante,
el soplo de un viento frío,
o una cebolla abierta.
Siempre lo llevo conmigo encima
por si me hace falta
para regar el erial de mis emociones
donde apenas crecen las palabras.
Sé que sólo es sal y agua
pero que de mi pozo mana
y por eso a veces de él bebo
para saber que siente un alma.

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