9/15/2011

PUERTA GIRATORIA



Mi vida es como una puerta giratoria.
Mejor dicho,
mi corazón lo es.
Con sus aurículas y ventrículos
absorbe y expulsa a los otros de mi interior.
Como ellas, mi corazón nunca gira a la misma velocidad.
Unas veces son las 5 de la mañana de una fría noche de invierno,
otras, 
hora punta en el Corte Inglés.
Porque nadie guarda mi puerta,
cualquiera la puede empujar,
dar una vuelta entera y seguir su camino,
sino le gusta lo que descubrió.
Esto es lo que más a menudo sucede.
Aunque a veces, pocas, 
alguien se para tras girar sólo 180 grados,
y se queda en mi interior.
Pero casi no recuerdo
cuando fue la última vez
que alguien se quedó enredado en ella
para girar y girar sin cesar por la eternidad. 

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