11/18/2010

SUSAN VEGA























El enterarnos fue una casualidad. Eva estaba buscando información en internet por su trabajo y se topó con ello de casualidad.

Susan Vega en concierto.

A partir de ahí todo lo demás que rodeaba al evento era extraño. Empezando por el sitio, el café de una tienda de libros de segunda mano. Bueno en realidad no es un negocio de venta de libros al uso, pertenece a una asociación de ayuda a personas enfermas de SIDA y los libros son donaciones. Así que sólo había 200 entradas, y te avisaban de que garantizaban el acceso el local pero no un asiento. Bueno en realidad tampoco había entradas al uso, te ponían en una lista con el número de personas que ibas y ya está. Para alguien acostumbrado a otras sistemas parecía raro cuando menos por no llamarlo sospechoso. Pero bueno compramos dos entradas y ya se vería.

Tras unas semanas de bromas y dudas llegó el día. Tras una paseo por Central Park y el Upper East tocó metro hasta el East Village y a buscar el sitio, por suerte la parada de metro estaba a escasos 100 metros de la librería, la cual era fácil de descubrir porque ya había gente haciendo cola a la entrada. Al menos no íbamos a ser los únicos pardillos. Gente mayor mayoritariamente, o quizás no me acordaba de que han pasado bastantes años desde que oí por primera vez a Susan Vega y me marcó para siempre con Luka.

Tras una espera más larga de lo que debiera haber sido por el frío que hacía y amenizada entre bromas sobre lo que nos esperaba, por fin entramos. Un par de chicas a la entrada sentadas enfrente de unas mesitas chequeaban sin mucha atención en una lista que nuestro nombre estuviera escrito en ella. Una vez dentro el sitio era increíble, como una biblioteca vieja con sus estanterías y escaleras de caracol de madera para acceder a los pisos superiores, su pequeño bar y sus viejas sillas organizadas de la mejor manera posible alrededor de un pequeño escenario. Conseguimos sentarnos pero la imagen que nos rodeaba era increíble, gente buscando huecos inverosímiles para tener la mejor localidad. Pero el más afortunado fue hombre sentado en lo alto de la escalera con ruedas anclada a una estantería, sobresaliendo por encima de todos.

Tras las presentaciones de rigor empezó a cantar una invitada,Dawn Landes. Una cantautora folk con ese aire melancólico y de muñeca de porcelana virginal que se estila ahora. Empezó sola con su guitarra para ir sumando un teclista con un piano que podía haber salido de un decorado de "María Antonieta" de Sofía Coppola sino fuera por todas las aplicacíones electrónicas que llevaba incrustadas, y un par de voces femeninas a los coros todavía con aspecto más virginal y etéreo que a pesar de que una de ellas extraía aullidos y lamentos a una armónica. Una voz maravillosa y canciones con una mezcla de folk y pop delicioso.

Por fin llegó el turno de Susan Vega, acompañada de un guitarra sexagenario, hermano gemelo de la estrella de rock de "Love actually". Ella tampoco mucho más joven de aspecto pero con la voz que siempre me cautivó. Y empezó el concierto, buenas canciones con un sonido inmejorable que parecía increíble para aquel lugar. Siempre presentando las canciones con pequeñas historias llenas de humor, como la del funeral del gato de su madre, y su cremación en una barca en llamas en el East River. Así durante más de una hora para acabar con Luka y Tom's Dinner, que por cierto el sitio se encuentra a 100 metros de mi casa. Gran concierto lejos de aquellos en grandes e impersonales estadios.

Luego cena y a casa botando en el coche en uno tras otro de los baches de esta ciudad.

Mereció la pena el riesgo.


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